lunes, 28 de junio de 2010

Bitácora de un hombre triste

No me sirven estas cosas vanas
para entender lo recíproco del mundo
o decidirme entre una corbata gris o azul
así la melancolía surge de sí misma
todo es circunferencial
un campo eléctrico
donde las ideas rebotan unas de otras.

Somos culpables de nacer
y que nos entreguen al calor de una mujer
que se termina

Somos culpables de buscar una parecida
inventar melodías para llamarlas
olerlas como a los perros

Nada es realmente propio
ni el lenguaje
ni el movimiento
ni la muerte
ni dios.

Me paro desnudo frente a la ventana
y no reflejo más que un paisaje mudo
ni materia muerta,
enciendo el televisor y ahí estoy al fin
en cada pedazo de imagen intervenida.

Cuál es entonces, el fin de estas palabras
si no son mías, si no existen tampoco
si no captan la esencia
la culpa o el remordimiento.

Tal vez quieren apropiarse de mi espera,
hacerla más agradable
pero yo prefiero aprender jardinería
o sacar la lengua
por la venta del auto.