¿Qué se ama cuando se ama, mi Dios: la luz terrible de
la vida o la luz de la muerte? ¿Qué se busca, qué se halla,

qué es eso: amor? ¿Quién es? ¿La mujer con su hondura, sus rosas, sus volcanes,
o este sol colorado que es mi sangre furiosa
cuando entro en ella hasta las últimas raíces?

¿O todo es un gran juego, Dios mío, y no hay mujer
ni hay hombre sino un solo cuerpo: el tuyo,
repartido en estrellas de hermosura, en partículas fugaces
de eternidad visible?

Me muero en esto, oh Dios, en esta guerra
de ir y venir entre ellas por las calles, de no poder amar
trescientas a la vez, porque estoy condenado siempre a una,
a esa una, a esa única que me diste en el viejo paraíso.


Gonzalo Rojas, notable.

Generalmente, vivimos, creyendo que lo hacemos, Lo pensamos tanto, que a veces olvidamos vivir… A veces queremos ser "libres" y nos da por esclavizarnos de un sentimiento falso porque todo se nos va de las manos… quien busca la libertad se vuelve esclavo a ella, hasta perder el control de ese círculo vicioso al que llamamos "libertad", quieres ser alguien y luchas en vano porque en el fondo no sabes quien quieres ser, nos gusta pensar que todo lo resuelve el tiempo cuando lo único que hace el tiempo, es pasar.

Aquel que es realmente libre, y sabe ser feliz, es el que logró vivir consigo mismo.

Después de susurrarte tantos tópicos al oído
y hundirme en tu agujero,
sentí las luces de neón
bajar por mi entrepierna,
sentí tu niebla
adentrándose en mis carnes,
sentí el molinillo de palabras
engulléndose mi libertad.

Cuando abandonaste la piel seca de los lunares
fue la noche en que me lloraba el cuerpo.

En silencio se avecinó sagaz un cuervo,
quería masticarme los ojos.

Entonces el plenilunio se transformó en carne
y la carne en volcán,
las yemas de mis dedos se fundieron
con el quejido de la aurora

Para cuando te levantaste el papel fue esperanza
y dislexia se te asomó en los labios

En una noche prostituta me volviste a ver
sentado en una banca alimentaba al cuervo,
adivinaste en las luces opacas
que se me espantó el tren
entonces descubrimos:
es mejor irnos caminando.

Es como cuando... no sé exactamente como es, pero siempre
será, osea que mientras más lo es no será nunca más, basta
con ver siendo por si, si quiere algún día dejará de ser i será...
otra cosa quizás, o seguira siendo lo mismo pero ya no siendo
con el ser, es más siendo con el ser de otro mismo que ya no
es, sino que fue.

¿Y si nunca termina cuando lo haga comenzamos?

La noche i el cantoluna

Me despierto en madrugada con los ojitos castrosos por tanta marejada. es una lacrimógena en el corazón, la noche oscura del alma. Asimismo era enguajarme la boca en Sabrina, en el manantial de su entrada.

El pelo grueso, "natoso" quizá hubiera dicho ella mientras intentaba tragar el té de mis ojos. Entonces, para revivirla, solía llamarla Natasha.

Ay Natasha, blanca mía, viviente sombra... en lo que el buen amor sentía quería escucharte latir en mi oído.

Las mariposas se peleaban pá ir a tu andar, ¿recuerdas cuando el amor se te inflamaba en el pecho? al darte vuelta morían tan sólo con el contacto del reflejo de tus ojos, las luces tibias que un día alumbraron el camino que me trazaste; las quemaste Natasha, mataste a las mariposas.

Al verme los Domingos sentías ese mismo miedo que renacías cuando caminabas a pasito lento y corazón en boca por la Estación Central, porque descubriste que no estaba atornillada, así como yo a tu suelo, que cuando temblaba era porque te estornudaban las piernas, y no volvías.

Tu pelo negro querida, tan sensible a mis yemas, tu cuerpo es melodía Natasha, y yo quería bailar.

Hoi el cielo tiene insomnio, de tanto esperar vernos llegar.

(incompleto)